REFLEXIÓN GENERAL 5

1 Samuel 16:7 Y el Señor respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque el Señor no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón.

Los hombres, a veces, juzgamos por las apariencias. Pero Dios no busca personas brillantes o carismáticas sino dispuestas, que lo amen y se dejen usar; personas rendidas, quebrantadas, con un corazón dispuesto.

Nadie creyó en David. Su padre no lo tuvo en cuenta. Samuel también tenía otras ideas respecto al ungido. Sus hermanos no creyeron en su valor. El rey Saúl tampoco creyó en él cuando se ofreció para pelear con Goliat. Solamente Dios creyó en David. Él conocía su corazón. Allí, lejos de la mirada de los hombres, conocía su adoración, su fidelidad y valor al cuidado del rebaño.

Dios también te conoce. Él ve tu corazón. No importa que no estés en la lista de alguno. Hay alquien que mira tu corazón. Si tú eres fiel en lo poco, Él te pondrá sobre mucho.

¡Estás en los planes de Dios!